Este es un experimento que busca ordenar sistemáticamente parte de la formación del arquitecto. Hay una gran carga de tradición en la manera como se enseña a proyectar en las escuelas de arquitectura; todos hemos sido formados (los estudiantes que participan en este experimento y el profesor del curso) por medio de una serie de cursos que se llaman taller. Un tipo de curso muy particular, en el que se aprende haciendo. En el que muchas veces los profesores proponen ejercicios que pueden ser un salto al aire del estudiante o como muchos dirían, sólo se aprende a nadar nadando y no hay problema si para eso te empujan a la piscina y te obligan a defenderte, si no puedes hacerlo tu maestro no te dejara ahogar.
Al experimento le interesa saber qué tan efectivo es aprender así: un estudiante hace, un profesor revisa, le dice qué está mal y luego él le indica cómo se debe hacer. Luego ese estudiante vuelve a hacer y así se va avanzando con el proyecto. También es interesante saber si esta forma tradicional realmente promueve el trabajo y aprendizaje colectivo: qué tanto aprende el estudiante de sus pares.
En ningún momento se busca invalidar el taller de proyectos, por el contrario se buscan estrategias para volverlo más potente, más efectivo y por qué no, más interesante para el profesor y para los estudiantes. Cuando se revisan los artículos de investigación que existen sobre el taller de proyectos y la manera de enseñar a proyectar, se puede descubrir que no hay un levantamiento riguroso de la forma como el estudiante aprende, aunque hay que aceptar que existen libros que documentan la experiencia del taller de proyectos en casos muy específicos.
Lo que propone este experimento es retomar métodos de otras disciplinas que tienen objetivos similares al del taller de proyectos: Tomar decisiones en contexto, manejar variables múltiples y garantizar la integralidad disciplinar del conocimiento. Los métodos propuestos son los casos de estudio (CS) y el aprendizaje basado en problemas (PBL). Éstos han sido desarrollados y aplicados por disciplinas como la medicina, el derecho, la administración de empresas y la ingeniería, entre otros.
La utilización de casos o problemas no es una estrategia reciente, ya que su origen data de los griegos en la casuística filosófica y más adelante en la filosofía escolástica medieval, donde los casos se utilizaban para resolver problemas morales1. Igualmente en arquitectura ha sido tradicional el uso de problemas y casos para aprender a resolver proyectos, pero dónde radica la duda es que muchas veces se resuelven proyectos sin saber qué se quiere que el estudiante aprenda con este caso específico.
Igualmente, el experimento parte del supuesto que para aprender arquitectura se pueden utilizar casos o problemas aparentemente muy sencillos, que permitan abordar el mayor número de variables, lo cual es contrario a la práctica regular en los talleres de proyectos, donde muchas veces, debido al alcance ambicioso de los ejercicios propuestos no se puede manejar la totalidad de variables que supone la arquitectura, con lo cual se promueve el fraccionamiento del conocimiento y se puede perder el carácter disciplinar integral de la Arquitectura. Un ejemplo sencillo es cuando se proyecta una vivienda unifamiliar y por falta de tiempo el estudiante no reflexiona sobre el problema de lo doméstico, de los hábitos, de la escala y finalmente su propuesta es un volumen con unos espacios que responden a ciertas dimensiones, que la mayor parte de las veces sólo se revisan en planta.
JUSTIFICACION
La existencia de este taller se justifica, desde el punto de vista personal del profesor del curso, ya que es una base clave para su tesis doctoral que precisamente busca identificar métodos complementarios y alternativos al taller de proyectos. Para el departamento de arquitectura, en la medida que explora nuevos-viejos métodos para enseñar nuestra disciplina, de forma sistemática y ordenada. Para el estudiante puede valer la pena tomar este taller y participar activamente en el experimento, ya que le ofrece la posibilidad de profundizar en temas técnicos de su interés, investigar sobre algunas variables que seguramente no ha revisado nunca en sus talleres de proyectos y por qué no decirlo, poner en duda la manera como ha sido formado hasta este momento y descubrir que el conocimiento arquitectónico reside en muchas fuentes que superan en número y variedad a su profesor de proyectos.
Si usted como estudiante, nunca se ha preguntado cuánto costaría construir lo que diseña, o cómo se le da instrucciones a un técnico para que le ayude a fabricar lo que usted se está imaginando, o saber si un material existe o no, o de qué tamaño viene, este taller le puede interesar. Si le interesa entender qué es la innovación y para qué sirve, el curso puede valer la pena. Y si usted quiere ser el responsable de su aprendizaje, aprender a tomar decisiones con seguridad, este curso le puede mostrar métodos probados por otras disciplinas en los que se supone que se aprende esa parte. Finalmente, puede sonar poco serio, pero si hacemos el paralelo con la formación de un médico, le puedo garantizar que nunca se pretende que en segundo año esté en capacidad de hacer una cirugía a corazón abierto